Nuestro trabajo en la Casa Común
La teología, la filosofía y la ciencia coinciden en la visión de un universo armónico, o sea, un cosmos, dotado de una integridad propia y de un equilibrio interno y dinámico.
Hay una urgente necesidad de educar en la responsabilidad ecológica: responsabilidad con nosotros mismos y con los demás, responsabilidad con el ambiente. Es una educación que no puede basarse simplemente en el sentimiento, conlleva una conversión auténtica en la manera de pensar y en el comportamiento.
La contaminación o la destrucción del ambiente son fruto de una visión reductiva y antinatural, que configura a veces un verdadero y propio desprecio del hombre. Los delicados equilibrios ecológicos son alterados por una destrucción incontrolada de las especies animales y vegetales o por una incauta explotación de los recursos.
“El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar” (LS13).